1903

El ingeniero australiano A.G.M. Mitchell inventa el principio de la turbina Cross-Flow.

1917

El profesor Donat Banki, de origen húngaro, publica distintos estudios sobre el tema.

1920

La firma alemana Ossberger obtiene patentes para ciertas mejoras técnicas y vende estas turbinas de forma masiva.

1949

Mockmore y Merryfield, de la Universidad del estado de Oregón, EE.UU., publican una obra completa sobre la teoría de la turbina Cross-Flow y los resultados obtenidos con su prototipo.

1982

U. Meier comienza la elaboración de planes de construcción de una turbina Cross-Flow para garantizar una transferencia de la tecnología hacia los países del Sur (series T1 a T12) para el SKAT.

Además de su baja velocidad de aceleración, una de las grandes ventajas de dicha turbina es que su construcción es relativamente sencilla, puesto que sólo consta de dos a tres piezas en movimiento :

  • el rotor (sin empuje axial) ;
  • los elementos de regulación del caudal (1 o 2).

Su particularidad reside en el hecho de que el agua atraviesa el rotor en dos etapas: los álabes periféricos giran de forma sucesiva por un flujo radial centrípeto y radial centrífugo.

El rotor está totalmente protegido del impacto de hojas, ramas, algas, embalajes plásticos, etc., que estan expulsados tras una media vuelta gracias al efecto combinado del flujo del agua y la fuerza centrífuga.

Desde el punto de vista del rendimiento máximo, la turbina Francis es superior a la Cross-Flow para un caudal equivalente al 80% del caudal nominal. Sin embargo, el modelo Cross-Flow ofrece un mayor rendimiento en su uso cuando se usa para pequeñas porciones de caudal nominal (hasta +/- 1/6 del caudal nominal para una compartimentalización de  1/3 – 2/3).

El rendimiento máximo no es siempre el mejor parámetro a considerar al elegir una turbina, pues todo dependerá de la frecuencia de ocurrencia de los caudales turbinados.